lunes, 17 de octubre de 2011

¿Valoramos lo que tenemos?

JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD. MADRID 2011.
Mes de agosto, un calor tremendo, tormentas de verano, duchas fresquitas, botellas de agua, tiques de comida, alojamiento al aire libre, actividades todo el día, oración por la mañana, colada al medio día. Fiesta del perdón, camina que camina, Via Crucis – Procesión, conciertos, catequesis, homilías. El Retiro nos ofrece conocer los movimientos, Órdenes religiosas, La Vocación …que maravilla. Tiques de transporte, en el metro todo el día, en las calles de Madrid no cabe ni una horquilla, de juventud rebosan llenos de alegría. Dicen dos millones que había en la Vigilia, que gran movimiento, que gran algarabía.
La visita del Santo Padre a Madrid. La celebración de la Jornada Mundial de la Juventud, qué duda cabe, fue un gran regalo que se nos hizo, cuantos valores encontramos, no solo espirituales, presencia de Cristo, fortalecimiento de la fe, comunión de la Iglesia, perdón, vocación, valoración del sacrificio, del sufrimiento…. Etc., también valores humanos, compartir, solidaridad, el ayudarse, el respeto a las horas de descanso, acompañar al que se siente enfermo…etc.
Pero lo que a mí más me ha cuestionado es sí sabemos valorar lo que tenemos y sabemos agradecerlo: “Arraigados en Cristo”, Camino, Verdad y Vida, para nuestra vida. El regalo de la fe. La Iglesia que nos acompaña y nos acoge. El Papa que viene a visitarnos y nos ayuda, nos guía con sus palabras. Cada una de las personas que nos rodean y que con su testimonio de vida nos fortalece. Y en el terreno más mundano, entre  los jóvenes peregrinos, venidos de fuera o nacidos en España, ¿valoramos la comida? Cuantas tarrinas de ensaladilla, cuantos batidos de chocolate, tirados porque no nos gustaban. Cuantos objetos abandonados quedaron al marchar, mochilas, colchones hinchables, quizá porque tenían un pinchazo, ropa…. “Lo tiro, ya compraré otro”, un mundo de consumo, de conseguir lo que quiero ya. Creo que en ese terreno tenemos que reflexionar.
Para mí los días de la Jornada fueron unos días cansados pero muy felices. Tuve la gran suerte de poder compartir con mi marido la responsabilidad del alojamiento y la acogida del Colegio Ciudad de Zaragoza, donde estuvieron alojados 1100 peregrinos italianos, que nos admiraron con sus testimonios, oraciones, disciplina y organización.
Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a un gran número de personas de la parroquia y a algunas que sin ser de la parroquia, en esos días, de forma callada, ayudaron muchísimo a que todo fuera bien con su disponibilidad, para limpiar, para acompañar, para acoger, para conducir, para controlar en la puerta, etc.  Muchas gracias a todos. Que Dios os bendiga.
Belén Pérez